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viernes, 18 de julio de 2014

¿Lo habrás escuchado...? A Su Corazón...

¿Puede lo inexplicable tener explicación alguna? No lo sé...
¿Cuántas veces son las que buscamos respuestas a la vida y no comprendemos los misterios de ésta? ¿Estaríamos dispuestos a creer aún en el significado del vuelo de una águila como antaño? ¿O qué el tiempo puede detenerse? 

Yo, llevo en mi souvenir el encargo de una cálida y frágil mirada. Esos, entre otros misterios...

Y es que aún recuerdo esa noche...

De ese misticismo que no encuentra razón, sin saber cómo expresarlo de pronto en un instante todo se detuvo, como si el tiempo no existiera y, ahí ante mi mirada la inmensidad de él, grande como la imagen que se quedó plasmada, acorde a la visión de él con la magnitud del cielo...

Su porte, su gallardía y esa manera única en él, de pie con las manos dentro del pantalón mostrando su elegante traje de tres piezas, enfundado en aquella gabardina color del denso mar nocturno. Y el tiempo se detuvo, no había más tic tac que se escuchara, no había más reloj de arena que se oyera... y, de aquel gigante con la vista absorta y de su profundo mirar, quizás pude escuchar los latidos de su corazón...

Del latido de su pecho, de un vasto e intenso suspiro de sus labios al nombrarla, un halo del soplo de su alma era abrazado por el viento hacia el horizonte...

Basta un instante para conocer la eternidad, basta un momento para reconocer que el tiempo también es posible que se detenga. Y es suficiente con vivir una fracción de segundos para comprender que existen explicaciones que sólo serán del alma, de la FE.

Para el Amor Verdadero su única razón es y será el corazón...

Sólo pensé:
"Si tú lo habrás escuchado..."


Y luego, llegaste tú Amor Mío, rodeándome entre el calor de tus brazos y cómo agradecí ese momento.

Aún recuerdo esa noche...

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