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sábado, 19 de octubre de 2013

En el Suspiro de un Latido, el Mío...


Me recostaré
en mi jardín de rosas
mientras su aroma
se va impregnando

y envuelve
cada poro de mi piel,
para que cuando el viento sople

resguarde
el suspiro de un latido, el mío...


Quiero, que el cielo me cubra con su brisa
que sea, como esa caricia, suave
tan suave, mientras mis labios anhelen
esa gota sutil y divina de vida
mientras haya suspiro de un latido, el mío...

Deseo, que me escuche el tiempo
bajo su estela del sigilo incierto
que desmarqué las horas sobre mi cuerpo
que este eco sutil aún tiene un sueño
que es un soplo del suspiro de un latido, el mío...

Anhelo, el claro de luna al rizo de mis pestañas
mientras mis cabellos se hacen a la noche
y mi mirada se encuentre con las estrellas
donde su brillo me deje mi destino
camino del suspiro de un latido, el mío...

Y si el cielo y el tiempo me brindan seguir latiendo
entonces quiero que la caricia de tus labios
crucen suavemente y por vez primera
la frontera de mis propios miedos
mientras escuchas el suspiro de un latido, el mío...





jueves, 17 de octubre de 2013

En el Sueño de Morfeo




Aún percibo el envolvente aroma del pasto mojado
ese,  después que la lluvia ha cesado
y me invita a caminar descalza para luego recostarme
sintiendo, sólo sintiendo…


Mas, es ahora que inducida en mi propio campo de sueños
es el viento que levanta suave las gotas
haciendo de mi piel velos
sintiendo, sólo sintiendo…


Y es que ahí, donde se tejen los sueños, al borde de mis pestañas
le he pedido a ese Dios, a Morfeo
mientras las arenas del tiempo avancen a contra-reloj
me tome prisionera y de sus brazos no me deje escapar…

Que ahí, de ese mundo que conozco deseo ser
mientras el viento acaricia mis cabellos
mientras la brisa, en sirena me devuelva al mar
sintiendo, sólo sintiendo…

Morfeo, escucha mi llamado
que si bien de este canto, de eternidad me habrás de vestir
llévame a ese lugar donde tus gobiernos son
y, déjame suspendida en tu propio sueño…

Sintiendo, sólo sintiendo…

domingo, 13 de octubre de 2013

En El Corazón Del Tiempo

Fue un barco al horizonte que navegaba sobre la más sutil música, resguardado por el manto del cielo y bajo el brillo del sol, que lejano podía vislumbrarse la vida en su interior. Sobre cubierta estaba ella, que en cada uno de sus movimientos tenues, su esencia era captada por la cámara cinematográfica.

El día y la noche la acompañaban en aquel corazón navegante del tiempo en sus propios sueños, acordes a la sincronía de sus nocturnos cabellos que a contraluz su natural reflejo azul envolvían su cuerpo en cada giro y, en cada vuelta son sus brazos que apenas acarician el aire y, en cada vuelta pareciera flotar sostenida en el crepúsculo mientras pequeñas escarchas de diamante van cubriendo al barco.

Y ahí, donde el velo transparente de intenso brillo blanco detiene las horas y cristaliza el paso del navegante también reviste con su propia estación a su única pasajera.

Y es un barco en el tiempo y su música al horizonte, una muñequita inmóvil bajo nieve y, en la vieja pantalla amarillenta; ella tersa, aún patina suave y cadenciosa mientras sus cabellos negros la envuelven en cada giro, en cada vuelta...