Qué son las miradas, sino un encuentro eterno. Qué es la pasión, sino un brebaje de caricias. Qué es el amor, sino un lazo en plenitud... Qué océanos de tiempo cruzarán aquellas caricias perpetuas. De qué cantos se confeccionará el sortilegio del firmamento de la noche. Que se alce el cerco del pecado en la era de hombres donde me proclamaste tuya. Y me ungí en la pócima de esencias en la comunidad de un encanto líquido cristalino que viaje al deleite del sabor de tus recuerdos. Y ven... que del cáliz de cada poro de mi piel emane el bouquet en un conjuro al viento y lo lleve al paladar de tu mirada. Ven y alza el cerco de las caricias de tu amor... Y dispuse la prohibición de mi piel cubierta en tersos pétalos de rosas blancas a la caricia del beso en mis labios al hechizo de la brisa y la lleve hasta cada célula de tu respiración. Alza el cerco de tus caricias y yo..., yo seguiré enarbolando en un sutil y cadencioso vuelo de velos la promesa del camino de tu amor.
Alza el cerco de tus caricias, amor... Ahí donde me proclamaste tuya Ahí, en ése lazo en ti que me hizo nacer mujer. Alza el cerco y ven... Ven, que he dispuesto mi piel enamorada a la caricia del sabor de tu mirada, amor...
Si supieras... como es que te has grabado, tatuado, en cada suspiro de mi corazón. Si vieras... como es que sin pedir permiso es que te has metido hasta mi alma. Que si fueses bandido, con el truco de querer satisfacer su propio ego porque sabes que nadie más había estado antes... Un bandido, que en un dejo de vanidad propia se hace de la rosa porque ésta se le ha abierto plena a él... Pasa que el 'Amor', el amor... cuando se ama, es así cuando se trata de creer, confiar. Perdona, como perdonaría eso y más, que lo sublime del pecado es no querer la salvación. ¿Salvación...? El mismo amor es la salvación. Pasa que cada caricia tuya, tu presencia, así sea de vanidad o ego, se va grabando y tatuando en ésa deliciosa venda que me has puesto... Y es que sucede que para mí, así es el amor. Cuando por diferentes circunstancias enfrentas la vida en su otro extremo, todo cambia. La muerte, sólo es un recordatorio de quienes somos en el paso de la vida desde ahí la tomé con más tranquilidad y paciencia. El amor, el amor, es un motor, no una premura por incluso pensar que vamos a contratiempo, en las diferentes situaciones personales. Y ambas, las dos, tanto la muerte como el amor, creo que coinciden en algo... Que son motor e impulso, que son paciencia y no premura o destrucción, que son paso seguro para quien tiene mesura. ¿Quién no muere de alguna manera a diario...? Será que creo que el éxito de la vida, del amor estará en ésa muerte que hayas querido construir... Y qué dicha la mía, que mientras camino pacientemente, disfrutando paso a paso, gotita a gotita que pueda emocionarme de la forma más sencilla, con lo más mínimo e insignificante, llevar cada caricia tuya escrita hasta en el más escondido rinconcito de mi ser... No, aún no sé cómo lo hiciste, porque la secrecía del corazón es así y sólo sé que me entregué al sueño de tu presencia. A eso, yo le llamo 'Fe', amor...