¿Que qué es el universo para mí...?
Sr. Árbol, jamás digo lo que en verdad
es para mí. No, no sabría cómo explicarles porque quizás jamás me entenderían.
Cómo decir que el universo es el corazón de un Dios...
Y es que sólo tú, Sr. Árbol que me sabes mecida en el columpio de tus ramas,
que me sabes refugiada en el interior de una rosa, jugando, saltando y brincando
de nube en nube y... entre sueños...
Ahhh... pareciera que he visto a alguien en mis sueños, jugando también con las nubes...
Pero, qué más, una sonrisa y jugaré a danzar sobre mi propio sendero estelar...
y quizás, tal vez rodar en esa pradera y...
Mira, Sr. Árbol, lo sabía... un joven dios nos visita y también juega y se divierte,
que ha subido hasta ti y, de nuevo, una sonrisa y a retomar el juego y la danza,
hasta dominar el baile y... ¡aush...!
Creo que tropiezo mucho con el joven dios... pero, ahmm... ¿por qué el está en mi mundo,
en mi sueño...?
en mi sueño...?
Jiji... Y si sucediera... ...
Si sucediera... Con el paso del tiempo... ante mí, veo un Dios haciéndose
a pasos firmes a la conquista de grandes proezas... Y se contará y se dirá de él, que
sus convicciones eran tan sólidas que nunca hubo meta que no alcanzara... y se dirá
de él...
sus convicciones eran tan sólidas que nunca hubo meta que no alcanzara... y se dirá
de él...
Que en cada una de sus huellas estaría ella, la muñequita de la cajita de música...
la bailarina de tersa piel cual pétalo de una rosa,
deslizándose suavemente en cadencia al compás del latir
de la mirada de su Dios...
Ahí, en el corazón de él y, donde ella es sueño habitando ése maravilloso
y cálido universo, en la caricia del idioma de un beso...